¿Qué hacer cuando tu neonato necesita atención médica y todo está cerrado?
En la entrada anterior: https://cuarentongos.com/2020/05/15/debutar-como-padre-en-tiempos-de-pandemia/ les conté los avatares y vicisitudes de tener un hijo en plena cuarentena, pero ahí no acabaron las preocupaciones.
Poco después del nacimiento de Lorenzo, la mamá se dio cuenta de que el niño tenía un frenillo sublingual que le impedía mover la lengua con total libertad. La pediatra que lo atendió en el hospital al nacer dijo que eso no era nada, que eso se le quitaba. Luego, al llegar a la casa, resultaba que amamantar era una tortura china: largas horas de angustia pasamos hasta que en una consulta virtual con una asesora de lactancia dijo que era necesario cortar ese frenillo.
Pasaron aproximadamente 17,4 días de llamadas, whatsapps y consultas hasta que por fín dimos con una odontopediatra de Pereira, muy recomendable, que se ofreció a hacer la pequeña cirugía, entendiendo ella que era vital hacerlo cuanto antes no solo para la lactancia, sino para el desarrollo bucal y del lenguaje. Pero ahí estaba el problema: teníamos que ir desde Buga hasta Pereira (Dos ciudades distantes unos 144,3 km aproximadamente).
No teniendo otra opción preparamos la logística: almuerzo para comer en carretera y no parar en restaurantes, el sistema para llegar de vuelta y lavar todo. Además, por temas de pico y placa, nos tocó cambiar de carro, ajustar la silla del bebé y lo más complicado: los documentos necesarios pues nos imaginamos que tendríamos que sortear varios retenes policiales para poder llegar a destino. Preparamos las fotocopias de las cédulas, del nacido vivo, porque aún no lo habíamos registrado, del documento que nos envió la odontopediatra para certificar la cita y tratar de justificar un viaje interdepartamental y por último el documento del Ministerio de Transporte con todas las excepciones a la restricción de circulación. Así, listos, partimos hacia Pereira.
En el viaje no solo no nos cobraron peaje alguno, sino que no nos pararon en todo el viaje. Entramos a Pereira, llegamos a la clínica, le hicieron la cirugía al bebé (totalmente exitosa -gracias por preguntar-), salimos de Pereira y llegamos a Buga sin que ningún agente de tránsito ni de policía nos parara. Sentíamos una mezcla de alivio con preocupación: alivio porque no nos multaron arbitrariamente como habíamos anticipado, pero mucha preocupación porque no hay control alguno en las carreteras.
La reflexión final va en el sentido de la enorme importancia de extremar las medidas de cuidado personal. El Estado colombiano es un estado raquítico, un estadongo, donde es más lo que anuncia que va a hacer que lo que realmente hace. Es un estado “buchipluma”, diría mi abuela, y ante la fragilidad de las medidas colectivas de protección se hace imperativo hacer de las medidas personales y familiares de protección una muralla enorme que nos permita transitar con éxito por esta tormenta socioviral.
Ai mi Fede, gracias a Dios fue todo bien en la cirurgia. Sin embargo, me dolió la boquia del estómago solo en leer tu relato, amigo. Que desespero pasar por todo eso en tiempos de pandemia! Dios les bendiga!!
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Creo Ivy que escribiéndolo acá me desahogo y no me toca contar lo mismo una y otra vez, saludos.
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Wow! Increíble. Cómo está Lorenzo? Ya amamantando mejor? Ahora si a chupar se dijo!
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felicitaciones por el hijo, estaba con cierta curiosidad pero no tuve noticias al respecto, saludos para Mónica, y ya habrá tiempo d conocer al heredero….
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