“Serenidad y paciencia, mi pequeño Solín, mucha paciencia”

Kalimán, el Hombre increíble (voz de Gaspar Ospina)

Por: A. J. Parrish, filósofo y teólogo formado por los Jesuitas. Criado entre gatos en Bogotá. Profesor, ambientalista, admirador de la niña Sueca Greta Thunberg, lector voraz. Adoptado por Buga y compañero de Alice in Wonderland

Volviendo a la radio, descubrí que los domingos en la tarde, transmitían el Fútbol profesional colombiano desde el Estadio Nemesio Camacho “El Campin”. Y recuerdo que el primer partido que escuché completo fue Santa Fe Vs. Deportivo Pereira, donde ganó el local por 3 tantos a 2. El año es un recuerdo brumoso y desde ese día decidí ser hincha del rojo capitalino. Transmitía el circuito Todelar de Colombia, que luego, en los setentas tuvo esta lujosa nómina: Pastor Londoño Pasos, Oscar Restrepo Pérez, Hernando Perdomo Ch. y Hernán Peláez Restrepo. Con ese combo deportivo cubren los Juegos Olímpicos de München, Alemania. Y fueron testigos del acto terrorista del Comando de la OLP que secuestró y asesinó a un grupo de deportistas Israelitas, en la Villa Olímpica. Edgar Perea cambió la narración del boxeo por el análisis de esa coyuntura, sucesos inéditos en una cita Olímpica. Ese año, 1972, Colombia cosechó sus primeras medallas: dos de bronce (en boxeo) una de plata (en tiro al jabalí móvil); el chiste del colegio: ¿Para qué servimos los colombianos?  Respuesta: Para pelear y dar bala. (Mi “dulce y tremenda tierra” diría el poeta Zalamea). Todelar era la empresa que mandaba, en Bogotá, al lado de Radio Cadena Nacional (RCN) y la Cadena Radial Colombiana (Caracol). En ese momento, el circuito de los Tobón de la Roche, tenía una emisora Matriz: Radio Continental, luego estaban las filiales menores: La Voz de Bogotá, Radio Tequendama y Radio Cordillera. Cada una con sus características particulares y su propia audiencia.

Entre los años 1972 y 1973, sucede el colapso del aparato de Televisión casero, que venía de los tiempos del Rojas Pinilla y comprado cuando trajo el invento de la T.V. a Colombia. Gurropin, como le decían en las calles, que había conocido en Alemania y justo al año de llegar al poder, realiza uno de sus sueños. En ese momento, nos dedicamos a la escucha de las ondas Hertzianas de tiempo completo. Al llegar de la jornada escolar, hacia las 5:15 de la tarde, estaba a punto de empezar la radionovela Kalimán, con Gaspar Ospina, Erica Krump y la narración de Esther Sarmiento de Correa, donde César Borrero y Flor Vargas siempre eran antagonistas (los enemigos del Hombre increíble).

Elenco de Todelar Radio grabando «El valle de los vampiros», capítulo de la radionovela Kaliman. Tomado de Facebook, grupo Cinema CN.

En esa década de los setentas, en Radio Tequendama, dos innovadores (lanzadiscos, de les decía en la época) lograron realizar una maratón ante los micrófonos, transmitiendo día y noche: Armando Plata Camacho y William Vinasco Ch. Eran los comienzos de un mes de diciembre en 1974 o 75. En esos momentos fue una hazaña mundial. El “Chupo” Plata, se dedicó luego, a la promoción musical del Rock, en radio y T.V., y William Vinasco pasó a la narración deportiva en la radio y luego en la televisión, con su particular estilo y la creación de frases célebres: “Que no me esperen en la casa”.  Por las toldas radiales de Caracol, el monstruo de Yamit Amat, se inventó una franja de noticias de 6 a 9 de la mañana, donde dio voz a los reporteros y agrupó equipos de analizaban, controvertían, hacían entrevistas en Colombia y en el exterior y de verdad, ahora sí, el mundo estaba en la capital de Colombia. Por otro lado, envió los programas de humor para el mediodía junto con la lectura de noticias, antesala de su defunción. Del primer equipo de Yamit Amat, saldría Juan Gossaín para hacer un esquema parecido en RCN-Radio. El otrora poderoso circuito Todelar se fue quedando atrás (sin mucha pauta), dejó las radionovelas y las grandes transmisiones deportivas y por la “guerra del centavo radial” grabó la nueva programación sobre las cintas con los dramas y radionovelas como Kalimán, que eran joyas de la corona, pues los efectos sonoros, la musicalización y las voces, una verdadera obra maestra del radio-teatro.  

Jorge Antonio Vega: un gran lector de noticias. Tomado de la pagina web http://www.eje21.com.co/

Otra pérdida, no solo para la radio sino para la lengua castellana en Colombia: la lectura de noticias. Era modelo de redacción, ritmo, vocalización, entonación y prosodia. Además, lo agradable y sonoro de ciertas voces: Pastor Londoño Pazos, Eduardo Aponte Rodríguez, Eucario Bermúdez, Jorge Antonio Vega, Manolo Villareal, Fabio Becerra Ruiz, Juan Harvey Caicedo, Julio Nieto Bernal y Gustavo Niño Mendoza (que todavía conserva su potencia intacta y es la voz oficial de los comunicados de FECODE en la radio). En los noventas, con el apagón de la apertura económica de Gaviria, surge “La luciérnaga”, con el interminable Hernán Peláez Restrepo. Una mezcla inédita de información, ficción y humor que logró distraer la gravedad de esa realidad, frivolizando y banalizando todas las noticias y la crisis ambiental y social producto de una primera apertura económica.

Ya en las postrimerías del siglo XX, llega Radio-Net, donde Yamit Amat crea una emisora solamente de noticias y en un ataque repentino de sensatez, lleva a la radio a dos personajes inolvidables: Jaime Garzón y Diana Uribe, de los cuales los lectores saben mucho más que yo. Asesinan a Jaime, la ultraderecha que nunca ha querido cambios en la sociedad colombiana, el 13 de agosto de 1999. Y Diana Uribe pasa luego a Caracol radio, con su particular estilo de contarnos la historia del mundo (pero nunca la de Colombia, es peligrosa una versión crítica).

«A todo aquel que tiene el privilegio de comunicarle a los demás su palabra tiene una responsabilidad social que es el respecto, la preparación, la educación, la formación de un pueblo»

Jorge Antonio Vega

Aparecen los programas deportivos en la franja del mediodía (“El pulso del fútbol”). La tarde, fue colonizada por los programas de variedades: “Pase la tarde con caracol”, por ejemplo, con el inolvidable: Alberto Piedrahíta Pacheco y el programa similar de RCN, comandado por Julio Nieto Bernal y con panelistas como el escritor y crítico de cine Alberto Duque López. En perspectiva, hoy, la radio clásica, tradicional es para los mayores de 50 años y cuenta con recursos como Facebook, Twiter, WhatsApp, Spootyfive, y otras hierbas que no conozco. Puede ser vista y oída, pero ya es otra cosa. Así se modernice, ya perdió a las nuevas generaciones como los Millennials que tienen todo en sus celulares: música de Maluma, gurús, asesores y guías espirituales: los Youtubers y los influencers.

Muchas gracias por la paciencia y como diría el gran poeta César Vallejo: “Perdón por la tristeza”.