Una vieja fotografía de 1.924 muestra una romería en la estación de Palmira a la llegada del tren, lo mismo que una de 1.921 en Buga, así ha debido de ser en esos años, en todas las estaciones intermedias de la ruta Buenaventura-Cali-Armenia, que era el trayecto del Ferrocarril del Pacífico, para curiosear y abordar el novedoso y moderno medio de transporte que se había empezado a construir a finales del siglo XIX.

La muestra fotográfica de la Gobernación del Valle del Cauca que por estos días se exhibe en la Casa de la Cultura de Buga produce una mezcla de encontradas sensaciones: gratas, de un lado, por el buen trabajo de recopilación histórica y fotográfica, y de otro lado una sensación de nostalgia y de tristeza de ver cómo el pujante y alto grado de desarrollo en las comunicaciones terrestres que nuestra región y el país empezaron a tener a principios del siglo XX, representados en vías férreas, locomotoras, vagones, talleres, estaciones etc. se ven hoy convertidos en chatarra inservible, y salvo unos pocos edificios de las estaciones, como las de Cali, Buga y Palmira, que fueron recuperados y usados para menesteres distintos a los que fueron construidos, los demás son ruinosos y abandonados monumentos.

Ferrocarril del pacífico inaugurado en 1914, Foto: Archivo fotográfico del valle del cauca.

Queda solo la historia y el registro de lo que fueron los prósperos años de un abortado desarrollo comercial a través del ferrocarril, de las concurridas estaciones, de los viajes en cómodos vagones, del transporte de mercancías, del tránsito tecnológico entre la «Negra» como se le llamaba coloquialmente a la vieja máquina de vapor y la poderosa locomotora diésel; quedan también en nuestros recuerdos infantiles las caminatas y los equilibrios sobre los rieles, la esperada del tren a su paso por el puente de hierro sobre el río Guadalajara y después, ya de mayores, los viajes en sus confortables vagones.

Y mientras países altamente desarrollados como Japón, China y algunos europeos cada día impulsan y desarrollan más su transporte férreo con trenes bala que superan los 300 y hasta los 400 k/h, en nuestro país el señor César Gaviria contradictoriamente, mientras en su discurso de posesión como presidente nos daba la «bienvenida al futuro» de un plumazo durante su gobierno sepultaba los Ferrocarriles Nacionales.

Se habla mucho hoy por todos los gobernantes seccionales de turno, de su recuperación y del tren de cercanías etc., lo cual sería, de todas maneras, un volver a empezar, una recuperación del tiempo perdido.